Nuestras propuesta


¿QUÉ ES LA EMERGENCIA ALIMENTARIA?

Declarar la Emergencia Alimentaria en la Ciudad de Buenos Aires no es una formalidad: es una decisión de fondo para enfrentar el hambre y la malnutrición con la urgencia que la realidad exige.

Hoy no alcanza con que haya algo en el plato. Lo que falta es comida saludable, equilibrada, con nutrientes que permitan a niños y niñas crecer sanos, concentrarse en clase, rendir en la escuela y construir un futuro mejor. Porque todo empieza por la comida: si no comen bien, no aprenden bien. Si no aprenden, no tienen oportunidades. Y si no tienen oportunidades, la desigualdad aparece por todos lados.

Esta ley permite que el Estado actúe ya: reasignando fondos, acelerando compras de alimentos frescos, reforzando comedores escolares y comunitarios, y apoyando con políticas claras a los jubilados y sectores más golpeados.

El objetivo es terminar con el hambre, sí. Pero también es garantizar nutrición, prevenir enfermedades, y generar condiciones reales de igualdad desde la infancia.

Porque la pobreza no se combate solo con discursos: se combate asegurando que cada chico y cada chica tenga acceso a la comida que necesita para llegar lejos.

¿CÓMO FINANCIAR LA EMERGENCIA ALIMENTARIA?

Cuando hay decisión política, prioridades claras y sentido común, se puede actuar de forma muy eficiente. Invertir en alimentación saludable no es un gasto: es la base de cualquier política educativa, de salud y de inclusión social.

La Emergencia Alimentaria requiere una inversión estimada de $20.000 millones anuales, apenas el 0,3% del presupuesto de la Ciudad. Una cifra mínima si entendemos que cada peso destinado a comida nutritiva es una apuesta al futuro de miles de chicos y chicas que hoy no pueden aprender porque tienen hambre o están mal alimentados.

👉 ¿De dónde sale ese dinero?

  • Reducción del 60% de la pauta publicitaria oficial: más de $6.000 millones de ahorro inmediato.

  • Recorte de asesores, contratos superfluos o sospechosos y privilegios políticos en la Legislatura.

  • Reasignación de partidas subejecutadas en el ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat.

La plata está. Lo que falta es voluntad para decir: “esto es más importante que una campaña de marketing”.

Una política alimentaria integral también reduce gastos futuros en salud, mejora los resultados académicos y genera oportunidades de largo plazo. No hay política educativa real sin una política alimentaria seria. Todo empieza por la comida.

¿QUIÉNES PROMOVEMOS ESTA LEY?

Esta ley la impulsa Julieta Goldsman, candidata a legisladora por El Movimiento – Lista 262, con años de trabajo en comedores populares, organizaciones barriales y espacios donde cada plato de comida es una batalla ganada.

Juli conoce en carne propia la realidad de las familias que luchan todos los días para darles de comer a sus hijos. Sabe que sin nutrición no hay salud, sin salud no hay aprendizaje, y sin aprendizaje no hay futuro. Por eso propone esta ley, con un objetivo tan simple como urgente: garantizar comida nutritiva y suficiente para todos y todas en la Ciudad, empezando por los niños y los jubilados.

Esto no es caridad, es una obligación del gobierno. Es darle a cada niño la posibilidad de llegar bien alimentado al aula, de prestar atención, de aprender, de crecer con dignidad. Porque todo empieza por la comida: si queremos una Ciudad con igualdad de oportunidades, tenemos que empezar por llenar los platos  con alimentos que nutran el cuerpo y el cerebro.

Con el respaldo de El Movimiento – Lista 262, llevamos esta propuesta a la Legislatura para transformar la política alimentaria en una política de desarrollo humano, económico y social real.